En 2017, las empresas gastaron colectivamente 206 mil millones de dólares en anuncios. Se gasta una gran cantidad de dinero tratando de influir en las decisiones de gasto de los consumidores en un mercado minorista concurrido y competitivo. Naturalmente, los presupuestos publicitarios no se reducen, y se estima que los gastos publicitarios totales llegarán casi a 260,000 millones de dólares para el año 2021.
Curiosamente, la expansión de los presupuestos de publicidad coincide con el aumento de las redes sociales y el inicio de la publicidad dirigida. Este año, más del 81% de los estadounidenses tiene al menos una cuenta de redes sociales, y se estima que 200 millones de estadounidenses usarán las redes sociales de forma regular en 2020. En todo el mundo, las cifras son de miles de millones.
En junio, el CEO de Facebook, Mark Zuckerberg, anunció en la plataforma que “la comunidad de Facebook ahora oficialmente es de 2 mil millones de personas”. YouTube también alcanza una audiencia de miles de millones, y varias otras plataformas populares como Twitter, Snapchat e Instagram cuentan con cientos de millones de cuentas Incluso Myspace, el centro de todas las bromas de la gran tecnología, todavía tiene 36 millones de usuarios.
Esa es mucha gente, y están pasando mucho tiempo en estas plataformas. Una encuesta realizada en el Pew Research Center a fines de 2017 descubrió que se puede acceder a las principales plataformas de redes sociales casi todos los días y al menos una vez a la semana. Además, gracias a los robustos algoritmos informáticos y nuestra propensión a compartir cada uno de nuestros pensamientos con el mundo, las empresas de medios sociales pueden orientar la publicidad directamente a un individuo. Al usar cientos de puntos de datos únicos, cada plataforma puede diseñar modelos de publicidad específicos y puede venderlos a un precio superior.
Si bien las plataformas son gratuitas para los usuarios, están pagando por el servicio con su tiempo y atención. Hasta ahora, la publicidad dirigida es bastante exitosa. Las plataformas de medios sociales están ganando miles de millones de dólares, y son ampliamente consideradas el modelo de las aspiraciones tecnológicas.
Sin embargo, la publicidad dirigida a través de plataformas de redes sociales y otras redes digitales no es la frontera final para anunciantes y vendedores. En cambio, parece más probable que estos procesos llevaran la pelota proverbial al campo antes de que las nuevas prácticas tomen sus éxitos y se basen en ellas.
El papel de Blockchain en la publicidad
En 2017, la blockchain saltó a la fama como la tecnología contable subyacente que permitió que las criptomonedas como Bitcoin prosperasen. Mientras que el valor creciente de las criptomonedas atrae la mayor parte de la conversación, hay una conciencia creciente de que la cadena de bloques es una tecnología transformadora que puede mejorar nuestros procesos actuales en casi todos los sentidos. Como dijo el CEO de JP Morgan Chase y el famoso escéptico críptico Jamie Dimon esta semana, “la blockchain es real”.
Un eufemismo seguro, pero captamos la idea.
Para los anunciantes, el blockchain tiene muchas implicaciones, pero tal vez el componente más convincente es su capacidad de tokenizar anuncios. Como indica el título del reciente artículo de Steve Olenski en Forbes, “la publicidad digital está lista para la disrupción de las cadenas de bloques”.
Para los no familiarizados, la tokenización es un intermediario digital que verifica la identidad y conecta las plataformas con las personas. Es una forma de aumentar la seguridad, aumentar la privacidad y conectarse directamente. De esta forma, las marcas y los productos pueden pasar por alto a los intermediarios, como las redes sociales y las plataformas web, y pueden conectarse directamente con sus clientes.
Hay varias startups de blockchain que ya están encontrando formas únicas de integrar esta tecnología en la experiencia de compra. Por ejemplo, Shping, está lanzando una plataforma tokenizada que permite a las compañías comunicarse directamente con los clientes cuando escanean productos en una tienda. Con Shping, los anunciantes pueden enviar descuentos específicos, información útil u otro contenido persuasivo en el momento en que el cliente más lo necesita. Es más directo que un anuncio de Facebook específico, y tiene una aplicación directa en el momento de la compra.
Además, el navegador The Brave usa micro altcoins de la cadena de bloques para monetizar la atención del usuario. Su token de atención básica (BAT, por sus siglas en inglés) compensa a los usuarios por prestar atención a determinados anuncios específicos. Esto toma el enfoque actual de las plataformas de medios sociales y lo lleva a otro nivel al garantizar que los clientes presten atención al anuncio.
A medida que Blockchain continúa desarrollándose y avanzando en diversas industrias, las posibilidades para los anunciantes continuarán multiplicándose. Las redes sociales y el inicio de los anuncios de segmentación mejoraron la capacidad de las empresas para llegar a los clientes de forma más directa. El blockchain se basará en esos desarrollos para proporcionar mensajes aún más precisos que lleguen a los clientes de maneras nuevas y más efectivas.
Las implicaciones de tal cambio aún se desconocen. ¿Disminuirán los presupuestos de publicidad ya que las empresas pueden gastar menos dinero para llegar a más clientes de manera más directa? ¿Se transferirán esos ahorros a los clientes en forma de productos más baratos que estimulen las compras adicionales? En este punto, la única certeza es que los modelos de publicidad que dominan hoy se mejorarán con la cadena de bloques del mañana.