Un nuevo informe del FMI afirma que las criptomonedas siguen siendo ampliamente utilizadas por actores corruptos, pero no demuestra nada nuevo. Recientemente, el aumento y la aceptación de las criptomonedas han progresado a un ritmo rápido, y algunas jurisdicciones ya aceptan el Bitcoin como dinero legal o como forma de pago, según el Financial Times.
Aquellos que viven en países con mayores niveles de corrupción son más propensos a utilizar criptomonedas que los que viven en otros países, según un estudio publicado el 25 de marzo por el Fondo Monetario Internacional (FMI) titulado «Criptomonedas, corrupción y controles de capital: Cross-Country Correlations».
Las viejas suposiciones siguen vivas
Los resultados de una encuesta realizada a miles de personas en 55 países para investigar los factores que subyacen al creciente uso de las criptomonedas revelaron que estos países también tienen severas restricciones de capital, lo que dificulta la salida de dinero del país de forma discreta; como resultado, el número de usuarios de criptomonedas sigue creciendo.
De hecho, la adopción de criptomonedas es mayor en las naciones que se perciben como corruptas o que tienen severas limitaciones de capital, según el análisis, lo que refuerza la necesidad de una mayor regulación del sector.
Según el informe:
«Los residentes de países donde el sector financiero tradicional está bien desarrollado pueden ser menos propensos a sentir la necesidad de criptomonedas».
Dado que los países más pobres suelen tener sistemas de control de capitales más severos, que impiden que el dinero extranjero entre y salga de la economía del país, las criptomonedas pueden ser una herramienta útil para eludir los impuestos y otras normas gubernamentales, especialmente en los países en desarrollo.
A raíz de estas conclusiones, los autores sostienen que una regulación internacional más estricta de las criptomonedas, como los requisitos de «conozca a su cliente» (KYC) que exigen la identificación de los clientes de las criptomonedas.
El Fondo Monetario Internacional entrevistó a entre 2.000 y 12.000 personas en cada país sobre su uso de criptomonedas, lo que supone un total de más de 110.000 personas en más de 55 países, según el Fondo Monetario Internacional.
Los autores del artículo descubrieron muchas características que explican por qué Bitcoin puede ser más popular en un país que en otro.
Una criptomoneda popular como Bitcoin puede ser más estable en términos de valor a largo plazo que una moneda local, especialmente a la luz de los altos niveles de inflación que prevalecen actualmente.
El análisis indica por qué los gobiernos pueden tratar de obligar a los intermediarios, como los Exchanges de divisas digitales, a cumplir con los procesos de «Conozca a su cliente» (KYC, por sus siglas en inglés), normas de verificación de la identificación destinadas a combatir el fraude, el blanqueo de dinero y la financiación del terrorismo. Este tipo de restricción ya se ha establecido en varios países, como Estados Unidos.
Las autoridades y los líderes políticos han expresado recientemente su temor de que los oligarcas rusos que apoyaron la invasión de Ucrania por parte del presidente Vladimir Putin puedan recurrir a las criptomonedas para financiar sus negocios o escapar de las sanciones impuestas a sus países.
