Puntos claves de la noticia:
- La República Centroafricana impulsó tres iniciativas cripto a pesar de inestabilidad y pobreza generalizadas.
- Sango Coin no logró la inversión prometida ni cumplió sus planes económicos.
- El token meme $CAR mostró alta volatilidad con problemas de gobernanza y manipulación.
Durante los últimos tres años, el gobierno de Faustin-Archange Touadéra impulsa una secuencia de medidas ligadas a criptomonedas en República Centroafricana. Las autoridades presentan la agenda como vía para crecimiento, modernización y desarrollo nacional.
Desde 2022, la administración lanza tres ejes: reconocimiento de Bitcoin como moneda de curso legal, creación de Sango Coin como activo estatal y aparición posterior de $CAR, un token de estilo meme. Al mismo tiempo, el país enfrenta inestabilidad política, violencia armada y reducción del espacio cívico.
Gran parte de la población vive desplazamiento, inseguridad y pobreza, mientras la infraestructura mantiene límites severos en electricidad, conectividad móvil e internet. En ese contexto, la participación ciudadana amplia en mercados cripto resulta poco viable.
En paralelo, el informe conecta la agenda cripto con cambios políticos internos: consolidación del poder ejecutivo, aumento de influencia de actores extranjeros y monetización de recursos naturales. La decisión de reconocer criptomonedas como “tender” oficial ubica al país como segundo caso mundial en dar ese paso.
Organismos financieros internacionales y supervisores bancarios regionales cuestionan la medida, y la Corte Constitucional también marca objeciones. Luego, reformas legales revierten el estatus de Bitcoin como curso legal, aunque nuevas normas abren paso a tokenización de tierra y recursos mediante blockchain sin controles de gobernanza sólidos.
Sango Coin: venta de acceso, tierra tokenizada y promesas sin entrega
A mitad de 2022, el gobierno lanza Sango Coin y lo promociona como proyecto económico de alto alcance. La campaña ofrece a inversores extranjeros acceso a tierra, “e-residency” y oportunidades en minería y explotación forestal. Además, la narrativa oficial incluye proyectos de infraestructura, con una “Crypto City” como símbolo de ambición.
Sin embargo, el mismo informe sostiene que la iniciativa no capta inversión en la escala anunciada. Una fracción menor de los tokens planificados encuentra compradores, y varias promesas quedan sin materialización verificable.
Por otra parte, el diseño del producto apunta a compradores con capacidad de invertir y operar en línea, mientras gran parte de la población carece de servicios básicos consistentes para usar activos digitales en la vida cotidiana.
A comienzos de 2025, el gobierno introduce otra pieza: $CAR, un token de estilo meme con promoción intensa en redes sociales. El activo registra volatilidad extrema y el informe describe irregularidades técnicas, gobernanza opaca y dudas sobre prácticas de manipulación de mercado.
El informe construye el análisis con investigación de fuentes abiertas, revisión de datos públicos y análisis de blockchain. La metodología rastrea trayectorias de fondos, estructuras de contratos, difusión en redes y señales de coordinación entre promotores.
Aun así, el documento sostiene que la transparencia no acompaña el tamaño de las promesas: el marco institucional ofrece supervisión limitada, y el diseño operativo crea espacios para flujos financieros poco claros, especulación y uso por redes criminales.
