Ya se comienza a especular que la “nueva fiebre del oro” de nuestros tiempos es la revolución Blockchain. Y muchos desarrolladores ya se infectan con la «fiebre,» competir para asegurar papeles prominentes en la revolución por delante.
Entre los grupos que buscan asegurar la futura rentabilidad en reclamar la tecnología de código abierto, nuestros principales bancos favoritos y las redes de pago han estado presionando diligentemente a través de patentes relacionadas con bloques de bloqueo. Para no dejarse de lado, el autoproclamado «creador» de Bitcoin, Craig Wright, también está presentando demanda por su parte del pastel virtual. Patente pendiente.
Pero el tema de “patentar” algo cuya implementación es de código abierto, luce muy cuesta arriba. Patentar supondría instaurar una limitación que nadie estará dispuesto a tolerar en un mundo que avanza de manera indetenible hacia la democratización de todos sus procesos, incluído el dinero digital.
Mientras tanto y por su parte, Ethereum Enterprise formó una alianza en el espacio alternativo de la cadena de bloques, pero no una alianza con la Fundación Ethereum, el equipo de investigadores y desarrolladores responsables del bloqueo público de Ethereum. Todo crece.
La tecnología Blockchain ha sido exaltada por muchas propiedades meritoriamente loables. Posiblemente la propiedad más valiosa de todos, la escalabilidad social, es a la vez la más subestimada. La propiedad de la escalabilidad social que hace que Bitcoin sea tan valioso, tan valioso como lo describe Nick Szabo, autor del concepto Bit Gold que antecedió a Bitcoin, es «… la capacidad de una institución … para superar las deficiencias en Las mentes humanas y en los aspectos motivadores o restrictivos de dicha institución que limitan quién o cuántos pueden participar con éxito. Se trata de limitaciones humanas … «Szabo añade que el valor se deriva no de la institución que facilita la escalabilidad de una tecnología sino de la escalabilidad social de una tecnología que facilita una institución. Es precisamente esta inversión del paradigma convencional el que está preparando el escenario para la revolución de la cadena de bloques.
En la frontera más amplia de la Tecnología de la Información, el término «Distributed Ledger Technology» ha sido acuñado por gente como IBM y el Gobierno del Reino Unido que hacen campaña para distinguir respetuosamente su tecnología homónima y «ir más allá» de lo que es capaz en los bloqueos públicos.
En este campo de la estela de la revolución de la cadena de bloques, están surgiendo alternativas como las alt-blockchains, cadenas de bloques privadas, las cadenas de bloques privadas-permisadas, multi-cadenas, sidechains, federated sidechains, y toda una variedad de soluciones suficientes para hacer girar una cabeza cripto fanática. Todo esto ha surgido, sigue surgiendo, y es naturalmente indetenible.
La dicotomía de una blockchain a su vez bloqueada de permisos frente a una pública, sobre cuál de los dos acabará predominando, ha sido inevitablemente el tema de muchos debates. Es probable que el futuro favorezca una solución más colaborativa y socialmente escalable en forma de un universo de cadenas autónomas interconectado y en red; Al menos esa es la esperanza rosada para una cryptoutopía.
