- La Oficina potenciará Web3, talento y economía cripto en Nueva York.
- Moises Rendon dirigirá la oficina con reporte directo al CTO.
- Las empresas deben obtener BitLicense o estatuto fiduciario bajo estrictas normas estatales.
El 14 de octubre de 2025, el alcalde Eric Adams firmó la Orden Ejecutiva 57 que crea la Oficina de Activos Digitales y Blockchain en la ciudad de Nueva York, la primera de su tipo en Estados Unidos. Esta iniciativa coloca a la metrópolis en una carrera por liderar la revolución del criptoespacio urbano. Su misión central es promover la innovación responsable en Web3, atraer talento, generar oportunidades económicas y posicionar la ciudad como un centro global de criptomonedas.
La nueva oficina será dirigida por Moises Rendon, ex asesor del alcalde en materia de criptomonedas, quien reportará directamente al director de tecnología Matthew Fraser. Rendon tiene el encargo de diseñar estrategias para fortalecer el papel de Nueva York en finanzas digitales e innovación blockchain, así como de coordinar el diálogo entre autoridades locales e industria.
El alcalde Adams ha subrayado que la urbe se caracteriza por la innovación y que esta oficina simboliza el paso hacia las tecnologías del mañana. En un acto simbólico, se convirtió en el primer alcalde de Estados Unidos en recibir su salario en criptomonedas, transformando su primer pago en Bitcoin y Ethereum mediante Coinbase.
Política regulatoria y marco estatal
En el estado de Nueva York, las entidades que realizan actividades con moneda virtual deben obtener una BitLicense o un estatuto como compañía fiduciaria limitada bajo la ley bancaria estatal. La regulación exige que las firmas involucradas en custodia, transmisión o intercambio digital cumplan con requisitos de capital, auditoría, transparencia y contabilidad rigurosa.
La creación de esta agencia funciona como una señal inequívoca del compromiso oficial con los activos digitales. Se espera que atraiga inversión, acelere proyectos cripto y afiance a Nueva York como epicentro de la economía tokenizada. Adentrarse en este nuevo capítulo tecnológico implica riesgos, pero también la posibilidad de transformar la identidad financiera de la ciudad hacia un futuro más digital.
