Puntos clave de la noticia:
- Cantor obtuvo por $600 millones derechos sobre un 5 % de Tether.
- Si Tether alcanza $500 000 millones, esa participación podría valer $25 000 millones.
- Alta exposición a incertidumbre regulatoria, reservas y valoración en contexto cripto.
Cantor Fitzgerald ha adquirido un vínculo estratégico con Tether mediante un bono convertible valuado en unos $600 millones que le otorga un derecho al 5 % de participación en la firma emisora de USDT. Este movimiento ha despertado asombro: una empresa con raíces en mercados tradicionales parece colocarse en primera fila del universo de las stablecoins, apostando por una valorización colosal que, de cristalizarse, podría multiplicar su retorno en más de 40 veces. Su estrategia no sólo revela fe en Tether sino que exhibe audacia ante un horizonte regulatorio aún difuso.
Escenarios de retorno, riesgos y tensiones institucionales
Al obtener ese derecho al 5 %, Cantor quedaría posicionada para beneficiarse si Tether logra alcanzar una valoración de $500.000 millones; bajo ese supuesto, su participación podría valer unos $25.000 millones, una cifra que muchos considerarían especulativa, pero plausible dentro del lenguaje cripto. Además, Cantor ya se desempeña como custodio de buena parte de los bonos del Tesoro que respaldan a USDT, lo que refuerza su rol estratégico en la infraestructura de reservas de la stablecoin. Otros informes apuntan a que esa relación le ha permitido a Cantor administrar activos con asignaciones críticas de liquidez y control del respaldo fiduciario de Tether.
Sin embargo, ese diseño arrastra riesgos notables. Vincularse profundamente con una entidad que opera bajo incertidumbres regulatorias implica exposición política y legal. Cualquier controversia sobre la solvencia de las reservas de Tether o su alineamiento con normativas puede golpear también a Cantor. Asimismo, proyectar una valoración futura de medio billón de dólares en el entorno volátil de criptoactivos exige asumir escenarios extremos.
La apuesta plantea una tensión intrigante: ¿es esta inversión un movimiento visionario hacia la convergencia entre finanzas tradicionales y cripto, o un salto audaz con margen para el deslizamiento? En caso de éxito, podría redefinir cómo las grandes firmas establecen posiciones en la infraestructura monetaria digital. En caso de fracaso, la exposición podría pasar factura tanto a la reputación como a la estructura financiera que pretende transformar.