Puntos clave de la noticia:
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Entre noviembre de 2024 y junio de 2025 se gestó una estafa OTC en Telegram que defraudó a inversores por más de $50 millones mediante ventas privadas de tokens con descuentos falsos.
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El esquema ofrecía entregas de tokens tras un vesting de 4 a 5 meses; cumplió en las primeras rondas para ganar confianza y luego recicló fondos de nuevos inversores en una clásica estructura Ponzi.
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Cuando los incumplimientos comenzaron en junio, se descubrió que todas las operaciones fluían hacia un operador central vinculado a un proyecto listado en Binance, hoy bajo investigación.
Entre noviembre de 2024 y junio de 2025 se desarrolló una estafa que defraudó a inversores de distintos perfiles por una suma que supera los $50 millones.
¿Cómo se Ejecutó la Estafa?
La estafa se perpetró a través de ofertas OTC en Telegram, prometiendo tokens con descuentos de hasta 50% y plazos de vesting de 4 a 5 meses. Quienes aceptaron las primeras rondas recibieron las entregas a tiempo, lo que generó credibilidad y atrajo nuevos capitales. A medida que la estafa avanzó, la falta de controles rigurosos y la confianza generada permitieron el crecimiento de un esquema Ponzi que terminó colapsando bajo el propio peso de su mentira.
Al inicio, un operador central, identificado solo como “Source 1”, coordinó la venta informal de tokens supuestamente asignados a inversores tempranos de proyectos como SEI, Aptos, SUI y Graph, entre otros.
Las ofertas se compartían en grupos privados de Telegram, restringidos por invitación. Los grupos estaban conformados por inversores habituales en el mercado OTC que confiaban en la reputación de quienes promovían las oportunidades de negocio. Para reforzar la percepción de legitimidad, se realizaron entregas efectivas de tokens en la fase inicial, usando activos obtenidos en mercado o de vesting que aún no expiraba oficialmente, pero disponibles para operaciones OTC.
La Expansión del Fraude y las Señales que Fueron Ignoradas
La estrategia detrás de la estafa consistió en usar los recursos aportados por nuevos inversores para cumplir con compromisos previos, siempre manteniendo la apariencia de un proyecto viable. Al ver retornos rápidos, fondos de capital de riesgo, inversores con grandes portfolios y traders asignaron montos cada vez más grandes. Para disimular la dependencia de ese flujo, se involucraron intermediarios adicionales, denominados “Source 2” y “Source 3”, que redirigían las operaciones al mismo operador principal. La ausencia de contratos formales y la falta de verificación on-chain a fondo facilitaron la continuidad del ciclo.
A partir de febrero de 2025, la oferta se amplió: se sumaron tokens como NEAR, Axelar, Fluid, Celestia y más de 30 activos, abarcando capas de infraestructura, finanzas descentralizadas y proyectos construidos en el metaverso.
Aunque equipos de varios de esos proyectos emitieron alertas públicas indicando que no existían tales acuerdos y dejando claramente en evidencia que se trataba de una estafa, la confianza construida en base a las entregas iniciales llevó a muchos inversores a descartar esas advertencias y ceder a la tentación de obtener frutos rápidamente. La expansión acelerada y la variedad de tokens ofrecidos aumentaron la complejidad de verificar el respaldo real del proyecto. Cuando hubo demoras o inconsistencias, se alegaron problemas de procesos KYC o demoras de viaje para justificar faltas de evidencia concreta.
Ruptura del Ciclo: Implicados y Respuestas
En junio de 2025 comenzaron a fallar las entregas: la última oferta se dirigió al token Fluid y el cumplimiento de las distribuciones comenzó a mermar y ser interrumpido. Sin explicaciones verificables, las excusas esgrimidas una vez más fueron fallos técnicos o demoras, pero sin sustento. El 19 de junio, Aza Ventures admitió la estafa tras constatar que el operador principal había empleado fondos nuevos para pagar obligaciones antiguas, confirmando la dinámica Ponzi. Al vincular todas las vías de acceso a la misma fuente, dejó de fluir el capital necesario para sostener el esquema.
Se apuntó a un individuo de nacionalidad india vinculado a un proyecto listado en Binance como el potencial autor de la estafa. Aunque su identidad está actualmente reservada por Aza Ventures para presionar en privado la devolución de fondos, rastreos on-chain habrían identificado transferencias cercanas a $24 millones hacia direcciones conectadas entre si.
El acusado negó su implicación. La empresa relacionada desvinculó a su fundador, alegando que había divergido de la visión original del proyecto. Las autoridades competentes en India iniciarían las pesquisas formales. Por otro lado, los brokers que quedaron involucrados están trabajando en distintas estrategias de reembolso y se mantienen dialogando activamente con el presunto responsable.
Consecuencias para los Inversores y el Impacto en el Mercado
Destapar esta olla de delitos dañó gravemente la confianza en las ofertas OTC informales, provocando duras caídas en los tokens vinculados a la estafa. A su vez, se expusieron las vulnerabilidades de modelos basados en vesting sin garantías sólidas.
Varios grandes inversiones sufrieron pérdidas considerables de capital; algunos afectados están atravesando dificultades financieras y estrés emocional. Una vez más es necesario hacer énfasis en la importancia de evaluar rigurosamente la procedencia de cada activo y ser traders precavidos a la hora de operar en ecosistemas no regulados y por fuera de la norma.
En futuras operaciones OTC, será esencial confirmar las credenciales de la contraparte y auditar el historial de transacciones on-chain antes de comprometer fondos, sea cual sea el monto. Prestar atención a las advertencias oficiales emitidas por equipos de proyectos también ayudará a descartar ofertas sospechosas.
Aunque la informalidad del mercado OTC ofrece acceso temprano, es imprescindible formalizar acuerdos que especifiquen condiciones de vesting, plazos y mecanismos de remedio ante el incumplimiento de lo pactado.