En el espectro criptográfico mundial, el país con mayor influencia en capacidad de hash es China, una nación cuyo gobierno adversa abiertamente y de manera formal la implementación de criptomonedas, más no así de la tecnología blockchain propiamente. Ya a finales de 2017 China prohibió las ICOs, provocando con ello que muchas plataformas emergentes se mudasen hacia otros territorios para sus lanzamientos de monedas respectivos. Pero, ¿qué ocurre con las STO?
Recordemos que a diferencia de las ICO, las STO son recaudación de fondos provenientes de la oferta de fichas de seguridad relacionadas con un proyecto específico. Las STO otorgan valores a los activos y permiten a los inversores comprar una parte de las ganancias obtenidas de esos activos.
Si vemos con detenimiento las cualidades de las STO, éstas ofertas de token de seguridad ofrecen lo mejor de ambos mundos al combinar la liquidez del método ICO con el cumplimiento normativo de los vehículos de inversión más tradicionales, asegurando la inversión de los particulares a todo evento.
Sin embargo persiste la condición de ilegalidad de ofertas públicas de venta de tokens en China, lo cual aunque no se refiere de manera expresa a esta modalidad de oferta, bien puede entenderse como restringida igualmente. El Banco Popular de China prohibió totalmente las ICO en septiembre de 2017 y cerró muchos intercambios de criptomonedas en el proceso, con lo cual se sentó un precedente punitivo al respecto. Más recientemente también se ha pronunciado sobre los airdrops, que son sorteos gratuitos de tokens de criptomonedas, usualmente como recompensas por cumplir determinado número de tareas.
La respuesta oficial de las autoridades chinas ha sido constante en cuanto al carácter restrictivo de su marco regulatorio a las criptomonedas, no obstante China es un país con una inmensa actividad criptográfica, contando desde granjas de minería, hasta desarrollo de proyectos blockchain, por lo que una postura absurdamente rígida como la que ha mantenido sólo está demostrando tener muy poca o nula eficacia.
De hecho un vocero del Banco Popular de China expresó a medios digitales a principios de este año que el banco tenía planes de eliminar las ICO con sede en el extranjero que continuaban solicitando inversión china. Lo más pintoresco de dicha posición fue el modo de expresarla al decir que «Cualquier nuevo producto financiero o fenómeno que no esté autorizado bajo el marco legal existente, los aplastaremos tan pronto como se atrevan a salir a la superficie».
La adopción de las STO es un fenómeno que va en aumento en varios países gracias a sus características. El que los marcos regulatorios formales previstos para las ofertas públicas de acciones sean aplicables en el caso de las STO es una solución excelente para garantizar a los inversores sus capitales colocados en un proyecto financiado mediante esta alternativa.
Por su parte China podría dar un giro audaz y asertivo a su política respecto a las criptomonedas y bien posicionarse como líder mundial indiscutible de la criptografía si así lo quisiese. Posee prácticamente todas las condiciones para ello, y aún más cuando ha definido entre las líneas de su plan de desarrollo tecnológico a la tecnología blockchain, de modo que no se comprende la actual posición restrictiva hacia las criptomonedas.