La tecnología blockchain y las criptomonedas, han demostrado ser un importante canal de transferencia y recaudación de fondos para distintas causas benéficas y honradas. Pero su uso, en combinación con otro tipo de herramientas, puede también favorecer a grupos criminales para la consecución de sus actividades ilegales e inhumanas, sin embargo las monedas fiat aún mantienen su liderazgo para este propósito.
De acuerdo a varios reportes, la comunidad Muyahidín, se ha apoyado del auge de la tecnología blockchain y otras ventajas del internet para adquirir armamento, equipos y otros insumos para luchar contra aquellos que no estén a favor del islam.
A través de la red social Twitter, lograron viralizar una campaña de crowdsourcing alojada en la Dark Web, y que dieron por nombre SadaquaCoins, mostrando los datos de la misma en una fotografía, donde aparecen representantes de la comunidad sosteniendo una pancarta con la invitación a involucrarse en la causa por los yihadistas del mundo.
“Apoyando a los Muyahidines en Siria con armas, ayuda financiera y otros proyectos que ayudan a la yihad”, se lee en la pancarta, según la traducción. “Nunca alcanzarás el bien (recompensa) hasta que gastes (en el camino de Allah) de lo que amas. Y lo que sea que gastes, de hecho, Allah lo sabe”.
El grupo terrorista parece tener un gran nivel de conocimiento y actualización en materia tecnológica, ya que han pensado hasta en la forma en que almacenarán las criptodivisas recaudadas para evitar cualquier tipo de rastreo en línea, con la compra de billeteras frias en físico (que no requieren conexión a Internet), computadoras portátiles y hasta servidores de Tor, pues a través de ese navegador es que se puede acceder a su plataforma para colaborar con su causa.
Se sabe también que SadaquaCoins permite financiar múltiples proyectos y admite las criptomonedas Bitcoin (BTC), Monero (XMR), Dash (DASH) y Verge (XVG), que se caracterizan por ser las que proveen mayor nivel de anonimato a los usuarios, al realizar operaciones.
Un tema discutido
En abril de este año, 72 países y 18 organizaciones internacionales participaron en una conferencia internacional de dos días, llevada a cabo en Francia, contra la financiación del Estado Islámico (EI) y de Al Qaeda. La idea de la convocatoria era animar a los Estados a prestar su máxima colaboración en la lucha mundial contra el terrorismo.
Del mismo modo, el Parlamento Europeo celebró una reunión en ese mismo mes para tratar el tema de la regulación de criptomonedas, y como abordar la condición de anonimato que éstas otorgan, pues es uno de los principales atractivos para las organizaciones criminales.
Sea como fuere el modo de financiación de estos grupos radicales en ningún caso se puede culpar directamente a la vía de obtención de los fondos. Actualmente se calcula que menos del 1% de las transacciones de Bitcoin son destinadas a actividades ilícitas.
Regular las criptomonedas con el objetivo de abordar la condición de anonimato de las mismas en ningún caso solucionará las causas por las que este tipo de grupos actúan. Como bien conocemos estos grupos operan desde mucho antes del nacimiento de las criptomonedas financiándose a través tanto de activos como de monedas fiduciarias.
