Pese a que los expertos le han explicado la dificultad en corto y medio plazo de controlar el mercado de criptomonedas, Cristóbal Montoro, al frente de Agencia Tributaria, ha puesto a trabajar en ello a la Oficina Nacional de Investigación del Fraude (ONIF), oficina que, con la ley en la mano, debiera estar mas centrada en combatir el fraude generado por el partido político al que el ministro pertenece, ya que en 2017 se registraban más de 60 casos de corrupción en los que estaría implicado el Partido Popular.
Después de requerir información sobre la identidad de compradores y vendedores y las transacciones realizadas a Bancos, Casas de Cambio, empresas que aceptaban Bitcoin y empresas de cajeros automáticos, está convencido de poder arañar impuestos del mercado de las criptomonedas.
Realmente, la única forma de hacerlo, sería con la colaboración voluntaria de los ciudadanos, informando a Hacienda de los movimientos de sus carteras. Lo que no ignora, ya que sin duda le han advertido de ello, es que la finalidad de Bitcoin y el resto de criptomonedas, es no tener que bancarizarse si no se desea y así luchar contra el sistema de opresión financiera establecido y las instituciones que al parecer solo sirven a sus intereses.
Dada la naturaleza de las criptomonedas donde su columna vertebral son las cadenas de bloques, tecnología conocida como Blockchain, donde los diferentes bloques van recogiendo las diferentes transacciones, permitiendo la trazabilidad, intentar vincular a una persona en concreto, aun viendo el histórico de operaciones de cada bitcoin, algo que es público, resulta prácticamente imposible. No hay nada que permita relacionar a una persona concreta con la dirección de un monedero excepto que haya hecho algún movimiento en alguna casa de cambio y que los datos introducidos sean correctos. De esa manera se puede conseguir la identidad de un solo individuo de los miles involucrados en la cadena.
Otra forma de conseguir información de un usuario, es fuera de la Blockchain, por ejemplo en algún foro, donde alguien dé la dirección de pago para algún tipo de transacción. Lo que significa que si no hay error, no hay información.
La mayoría de los movimientos con los que se intenta fiscalizar Bitcoin, tienen de fondo el evitar el lavado de dinero y su uso para comprar bienes ilícitos en la Deepweb o en la Darknet, cuando allí ya existen paginas en las que se facilita el intercambio de criptomonedas conseguidas ilegalmente por Bitcoins limpios sin dejar rastro de quien es quién o qué hizo. La única forma de atrapar a alguien, es cuando cambie sus criptomonedas dentro del circuito financiero regulado.
Sin embargo, ya existen criptomonedas como Monero, creada en respuesta a los intentos de los Gobiernos de controlarlas, dónde la blockchain no permite rastrear ninguna información que identifique a quien participa en la transacción.
Ante la obligatoriedad que impondrán a las casas de cambio de identificar a cualquier usuario que acceda a sus dominios para hacer usos de sus servicios, ya existen aplicaciones que permiten hacer operaciones entre criptomonedas sin exigir identificación alguna.
Las posibilidades de que el plan del ministro Montoro, el control de las criptomonedas, funcione son mínimas. A no ser que cierre Internet, pero no vamos a darle ideas.
Las criptomonedas han venido para quedarse y tarde o temprano, incluso el señor Montoro necesitara bitcoins para comprar algo, que no se podrá conseguir de otra forma. Veremos.