Puntos clave de la noticia:
- Edwards advirtió que el riesgo cuántico podría volverse crítico para 2028 y pidió planificación, pruebas y comunicación proactiva.
- Dijo que un parche resistente a lo cuántico podría necesitarse para 2026, o Bitcoin podría cotizar muy por debajo de $50,000 por presión derivada de la confianza.
- Argumenta que bancos migran a cifrado post-cuántico mientras Bitcoin sigue expuesto, y la comunidad está dividida; además, las transacciones confirmadas no pueden revertirse, amplificando el impacto frente a finanzas tradicionales.
La computación cuántica está pasando de ser un tema teórico a entrar en el registro de riesgos operativos de Bitcoin, mientras voces internas ahora señalan plazos más ajustados y posibles choques de confianza. El debate ya no es solo de criptografía; también es sobre si la red puede coordinar actualizaciones con la rapidez necesaria para mantener la calma del mercado. Con opiniones divergentes en el ecosistema, la preparación se convierte en un reto de gobernanza y de comunicación que podría influir en el precio mucho antes de que se materialice un ataque real hoy.
https://twitter.com/caprioleio/status/2001131808826777918
Los plazos del riesgo cuántico se adelantan
Charles Edwards, fundador de Capriole, sostiene que la ventana se estrecha, advirtiendo que el riesgo cuántico podría volverse crítico para 2028. La preocupación es que máquinas avanzadas puedan exponer claves privadas vinculadas a direcciones públicas, habilitando acceso no autorizado a fondos. Edwards afirma que Bitcoin debe volverse resistente a lo cuántico dentro de ese periodo, y enmarca el asunto como una fecha límite práctica de seguridad, no como un escenario lejano de décadas. Pidió planificación, pruebas y comunicación proactiva desde ahora.
Edwards vincula la hoja de ruta técnica directamente con resultados de mercado, sugiriendo que una mitigación tardía podría llevar a Bitcoin muy por debajo de $50,000. A su juicio, la complacencia es el bloqueo principal, y la acción significativa llegaría solo después de una caída fuerte que obligue a priorizar el tema. También sostiene que un parche creíble tendría que desplegarse para 2026 para evitar desestabilizar la red, lo que implica que el riesgo de calendario es, por sí mismo, un catalizador de una fase bajista prolongada. Eso podría tensar la liquidez de mineros y tenedores.
El argumento de exposición se apoya en la preparación relativa en otros sectores, ya que bancos y grandes instituciones están migrando hacia estándares de cifrado post-cuántico. Edwards cuestiona la idea de que Bitcoin tendrá una advertencia amplia porque las finanzas tradicionales serían atacadas primero. Sostiene que Bitcoin podría ser un objetivo temprano por su liquidación irreversible: una vez confirmadas, las transacciones no pueden revertirse. Esa finalidad de “solo ida” eleva el impacto potencial de cualquier brecha frente a sistemas que pueden bloquear o deshacer fraudes bajo estrés real.
En el ecosistema cripto, la respuesta sigue fragmentada, con algunos pidiendo pasos interinos mientras otros descartan la amenaza como exagerada. Quienes impulsan acción en el corto plazo argumentan que medidas temporales pueden reducir la exposición y comprar tiempo para actualizaciones más profundas a nivel de protocolo. Los escépticos replican que la computación cuántica sigue demasiado inmadura como para poner en riesgo la criptografía de Bitcoin y advierten sobre una urgencia impulsada por narrativas. En cualquier caso, la conversación ya se movió hacia qué tan rápido debe adaptarse Bitcoin para proteger su seguridad a largo plazo. La velocidad de ejecución compite con la ideología interna.
