Puntos Clave de la Noticia:
- El ecosistema Web3 registró más de $3.000 millones en pérdidas por hacks y fallos solo el año pasado.
- El 50% de las organizaciones citan la falta de claridad regulatoria y el 90% el riesgo de contraparte como preocupaciones.
- Los ETF de Bitcoin ofrecen una entrada segura, pero el mercado carece de un lenguaje común y marcos de riesgo creíbles.
A nivel global las finanzas se basan en probabilidades calculadas, pero en el ecosistema Web3 con frecuencia se opera bajo el principio de “fe ciega”. El costo de esto es elevado, solo este año el espacio cripto sufrió en pérdidas más $3.000 millones por concepto de hacks, fracasos y estafas. Esta volatilidad y el riesgo no valorizado estanca el capital institucional crypto, manteniendo a la clase de activos efectivamente fuera del alcance de grandes fondos.
Los datos actuales reflejan la incertidumbre institucional. Un informe del Sygnum Bank en 2025 reveló que el 40% de las organizaciones se abstienen de interactuar con criptomonedas por falta de confianza, y el 50% por la ambigüedad regulatoria.
Esta cautela contrasta con los $44.7 mil millones atraídos por el mercado fintech global, mientras que las startups de blockchain solo captaron alrededor de $8 mil millones en el primer semestre de 2025. Además, una encuesta reciente encontró que 9 de cada 10 inversores institucionales citan el «riesgo de contraparte» como su principal preocupación.

Wall Street y el Lenguaje del Riesgo
En este caso todo se reduce al lenguaje. Las instituciones Web2 ven a las criptomonedas como inestables e insostenibles. Ejemplos como Mt. Gox, FTX y Terra Luna demuestran que incluso los actores más grandes pueden colapsar en días, proyectando una larga sombra de incertidumbre. Más de la mitad de los proyectos lanzados desde 2021 ya han desaparecido. Mientras un fondo de pensiones no pueda cuantificar el riesgo de pérdida de un proyecto Web3 (por ejemplo, 3% frente a 5% con prima), no tiene nada que suscribir.
La reciente ola de ETF de Bitcoin, aunque exitosa en atraer miles de millones, describe el problema: son la entrada más segura posible, pues permiten la exposición sin tocar la tecnología subyacente. El ETF es cripto sanitizado, despojado del riesgo operativo o del contrato inteligente.
En definitiva, para romper el techo de cristal, la industria necesita un marco de autorregulación creíble que traduzca las complejidades de Web3 a un lenguaje de riesgo que reguladores e instituciones puedan entender y confiar. Sin esta responsabilidad interna y un marco de seguridad común, el crecimiento se estancará, y la próxima ola de adopción institucional no llegará.