Puntos claves de la noticia:
- El presidente de la SEC, Paul Atkins, aboga por una regulación más abierta hacia las cripto.
- Afirma que la SEC ya tiene la autoridad legal para apoyar nuevos modelos financieros.
- Atkins critica normas obsoletas que limitan el acceso a capital para empresas pequeñas.
Paul Atkins, presidente de la Securities and Exchange Commission (SEC), expone una postura más abierta hacia el sector cripto y afirma que el regulador ya posee las herramientas legales necesarias para impulsar un marco que favorezca el desarrollo empresarial sin depender de nuevas leyes.
En una entrevista reciente con CNBC Squawk Box, el directivo aseguró que su administración trabaja en una exención para proyectos innovadores, una figura que busca permitir avances en áreas donde el regulador ha mostrado reticencia durante años.
Atkins sostiene que el país ha sido lento en reconocer el valor de las nuevas tecnologías vinculadas a los activos digitales. Según sus palabras, la falta de apoyo institucional ha limitado el crecimiento de un sector que avanza con rapidez en otros mercados.
Su intención es revertir esa postura mediante reglas que concedan espacio a empresas que desarrollan soluciones financieras basadas en criptoactivos.
Paul Atkins también apunta a un problema de raíz
Un conjunto de normas anticuadas que se mantiene sin revisiones profundas desde hace décadas. A su juicio, esas reglas frenan la capacidad de las empresas para obtener capital de manera eficiente, en especial cuando se trata de ofertas públicas iniciales (IPOs) y de negocios pequeños o medianos que enfrentan mayores barreras de entrada.
Atkins afirma que la SEC debe modernizar su manual normativo y adaptarlo a la velocidad con la que evoluciona el mercado financiero.
Otro tema que figura como prioridad en sus declaraciones es la caída del número de compañías listadas en bolsa. El funcionario recalca que el mercado público estadounidense cuenta hoy con aproximadamente la mitad de empresas cotizantes que hace 30 años, un fenómeno que, en parte, atribuye a la carga regulatoria.
La reducción del universo de empresas públicas limita el acceso del inversor minorista a oportunidades de inversión y desplaza cada vez más actividad hacia mercados privados, donde la transparencia suele ser menor.
Atkins considera que una exención orientada a proyectos innovadores ayudaría a reequilibrar este panorama. Al brindar un espacio regulatorio más flexible, sostiene, se pueden atraer nuevas empresas hacia los mercados públicos, estimular la competencia y facilitar el acceso al capital para sectores que hasta ahora han operado en los márgenes del sistema financiero tradicional.