Los ruidos molestos de aquellos que opinan de oficio pretenden seguir embarrando la inevitable realidad que la criptoeconomía representa como fenómeno irreversible y en pleno desarrollo. El hecho de que bitcoin haya experimentado una bajada en sus precios no obedece a ningún efecto “burbuja estallada” ni a nada semejante. Pero la ignorancia es atrevida, aunque vista de traje y se pasee por pasillos de sedes bancarias internacionales. Veamos a continuación algo de esta polémica, en la que Bitcoin sigue decepcionando a sus profetas del desastre.
Pareciera existir un morbo en saltar a declarar la “muerte” de bitcoin a cada menor oportunidad posible. Cierto analista del Bank of America describió al bitcoin como la «burbuja más grande de la historia». Pero profundizando cualitativamente en esa opinión, Michael Hartnett, estratega jefe de inversiones del Bank of America, expuso a ciertos inversores que las recientes fluctuaciones de los precios de Bitcoin y su comportamiento volátil y hasta “errático”, reflejan las de otras burbujas financieras que han ocurrido en la historia, incluida la crisis del mercado bursátil de 1929, la debacle de la tulipomanía del siglo XVII y la burbuja del Mar del Sur del siglo XVIII, por mencionar algunos casos.
Pudiera parecer bien este razonamiento, pero es que bitcoin no es un reflejo de la salud de la economía mundial ni de las crisis ocasionadas por las especulaciones bursátiles. Bitcoin de la mano de la tecnología blockchain son mucho más que un número.
En relación a los ejemplos históricos mencionados por Hartnett, un factor común fue el comportamiento previo a las caídas; en cada caso los mercados respectivos experimentaron un aumento masivo antes de colapsar y desaparecer, con las consecuencias que ya históricamente se conocen.
Pero BOA no ha sido el único actor financiero en apresurarse a “matar” al bitcoin. Barclays también han declarado que la burbuja del bitcoin ha estallado, nada más y nada menos. Para estos genios no existen los centenares de proyectos geniales basados en tecnología blockchain y con ecosistemas económicos tokenizados que están trazando una realidad en desarrollo gracias a la descentralización y la seguridad. Se les puede enseñar un poco de cultura criptoeconómica para que no hagan tan mal papel. Los de Barclays incluso dijeron que la “única” razón por la cual los precios del bitcoin se dispararon fue a causa del intenso rumor de boca en boca global que ha llegado a su punto máximo. Lo que hace la arrogancia de trajes almidonados.
Desde la tendencia alcista que bitcoin experimentó hasta los 19,000 $ en diciembre de 2017, sus precios han caído de manera contínua hasta colocarse por debajo de los 7,000 $ en las últimas dos semanas, lo cual además ocurre en un contexto de noticias negativas por doquier, incluyendo mayor escrutinio regulatorio en países como Corea del Sur, Rusia, China, e India, escrutinio por demás natural propio de un proceso de aprendizaje como el que la criptografía ha supuesto para todos. A esto sumésmosle las nuevas prohibiciones publicitarias de criptomonedas de Twitter y Google, Facebook entre otros. Toda una orquestación de terror para frenar lo que es imposible de frenar: la descentralización y empoderamiento de las personas.
Pero es bueno lo que ocurre, es sin duda una clara señal de que las cosas en la criptografía evolucionan bien. Al buen árbol se le tiran piedras para tumbar sus frutos. Por otra parte no todos en las esferas ejecutivas de firmas de banca e inversión son del espectro del terror, veamos el ejemplo de aquellos que tienen inversiones y hechos en el negocio, como Mike Novogratz, un ex socio de Goldman Sachs que salió de Wall Street para lanzar el cripto banco Galaxy Digital, o como hizo Dave Chapman, que dejó HSBC y Bear Stearns para lanzar ANX Pro.
Visión y críticas son antagonistas necesarios, y la criptografía no podía ser una excepción. Lo cierto es que bitcoin, la criptografía y la tecnología blockchain siguen decepcionando a sus profetas del desastre. La realidad se tiñe de futuro y desarrollo.