Puntos clave de la noticia:
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El 2026 puede marcar un punto de inflexión para las DePIN, ya que cubren carencias reales de conectividad, energía y datos en mercados emergentes donde la infraestructura no llega.
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Las redes físicas descentralizadas operan donde los modelos centralizados no resultan viables, ofreciendo internet, energía y datos útiles mediante nodos locales.
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Las DePIN pagan por recursos físicos reales, mientras la blockchain valida la actividad y liquida los ingresos.
El 2026 puede marcar un punto de inflexión para los proyectos DePIN porque su modelo empezó a encajar con una necesidad real. En amplias zonas de África, América Latina y el sudeste asiático, la infraestructura básica sigue siendo insuficiente. La conectividad es limitada, la energía es inestable y la generación de datos confiables depende de sistemas centralizados que no llegan a cubrir la demanda. las DePIN encajan exactamente ahí.
Las redes físicas descentralizadas no compiten con la infraestructura existente en los países desarrollados. Operan donde esa infraestructura no existe o no resulta rentable. En zonas rurales, pequeños nodos inalámbricos permiten ofrecer acceso a internet a bajo costo. Sensores distribuidos generan datos útiles para la agricultura, la logística o el monitoreo ambiental. Redes energéticas locales permiten intercambiar excedentes de energía sin intermediarios. Cada red cumple una función concreta y medible.
Una Solución para los Mercados Emergentes y Zonas Rurales
La diferencia central está en los incentivos. las DePIN pagan por aportar recursos físicos verificables. Un usuario no participa por mera especulación, sino porque obtiene ingresos al compartir ancho de banda, energía, almacenamiento o datos. La blockchain coordina, registra y liquida. Los contratos inteligentes automatizan pagos. Los mecanismos de prueba validan que la actividad ocurrió en el mundo real. El sistema funciona o no funciona, no depende de discursos.
En los mercados desarrollados, la infraestructura digital está altamente concentrada. Un fallo en un proveedor de nube o en una red crítica tiene impacto global. Esa concentración reduce la competencia y eleva los riesgos sistémicos. En los mercados emergentes, la falta de alternativas acelera la adopción de modelos distribuidos. Menos limitaciones regulatorias y más necesidad operativa crean un terreno fértil para que las DePIN ofrezcan todo tipo de soluciones.
África es un Terreno Fértil para el Desarrollo de las DePIN
Los datos muestran que África supera los 350 millones de adultos sin acceso a la banca tradicional y registra uno de los mayores ritmos de adopción cripto del mundo, con un crecimiento anual cercano al 52%. Durante 2025, los fondos de capital de riesgo invirtieron más de $740 millones en proyectos DePIN. No se trata de capital exploratorio, es un posicionamiento temprano y estratégico. Algunas estimaciones proyectan que el sector podría alcanzar un valor potencial de $3.5 billones en 2028, impulsado por la demanda de infraestructura física para inteligencia artificial y robótica.
Los riesgos existen y son conocidos: fraudes con los dispositivos, oráculos concentrados y una gobernanza vulnerable. La diferencia es que ya están siendo tratados con soluciones técnicas concretas, no con promesas. Si el mercado vuelve a premiar la utilidad y no meras expectativas, las DePIN terminarán de despegar. Si bien ya están operando. 2026 podría ser crucial para su viisibilidad.